Con el paso de los años tienden a aparecer en la piel los conocidos lunares. Estos se pueden considerar como manchas con una pigmentación más oscura que el resto de la piel. Los dermatólogos clasifican a los lunares dependiendo de su naturaleza. Algunos se denominan congénitos pues vienen con la persona desde el nacimiento y otros son adquiridos con el paso del tiempo, y producto de las condiciones exteriores a las que se expone la piel. Los lunares son partes muy sensibles de la piel y aunque son naturales pueden llegar a convertirse en el foco de enfermedades como el cáncer. Por esta razón, cuando los médicos vemos que el lunar o verruga representa un factor de riesgo, recomendamos su eliminación.
La medicina estética ofrece varias alternativas para eliminarlos o minimizarlos. La técnica más popular y efectiva es el láser. Aunque a veces por la naturaleza del lunar puede ser más conveniente realizar un procedimiento quirúrgico.
Algunas sugerencias para reconocer cuando las verrugas o lunares pueden ser malignos son el color rojizo, tamaño elevado, pelos, la presencia de sangre y el ardor o rasquiña. En estos casos se recomienda visitar a un especialista para evitar cualquier riesgo.
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